
¿Cuándo llega un festival a su madurez o a convertirse en un clásico del panorama musical? No sabemos cuáles son las claves, pero está claro que el
Festival Gigante este año ha conseguido sobrevivir, superando la adversidad, a una sexta edición con muchos impedimentos.
La incertidumbre de
no tener ubicación exacta hasta apenas un mes antes y la
denuncia de Facua por no permitirse la entrada de comida al recinto prometían polémica y que el Gigante pinchara en esta ocasión. Tras esta carrera de obstáculos, el resultado ha sido de menor afluencia, pero sin lugar a dudas todo un éxito en lo musical. A pesar de no haber una gran estrella que inflara la taquilla, la elección de los grupos emergentes ha sido un acierto, y
19.000 asistentes disfrutaron de ellos, habiendo una reducción de tan solo 1.500 festivaleros con respecto de la edición anterior.