
Después de unos meses, Gerardo y sus compañeros de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid terminaron el curso y no se les ocurrió mejor forma de aprovechar esas cuatro paredes blancas que exhibir sus obras en una exposición colectiva. "Muma nace de la necesidad de mostrar el resultado del trabajo que realizamos" explica su impulsor.
Ahora las cuatro paredes han salido de la crisálida y aparece cultura por todos sus costados. Muma deja de ser un lugar para ser un concepto, una inspiración y a la vez un resultado bellísimo, no sólo como contenedor de arte, sino como arte en sí mismo. La idea tomó forma con una función formativa a parte de la expositiva, según nos aclara Gerardo "una parte fundamental del proceso formativo es aprender de todo y de todos y la mejor manera es ver el trabajo de distintas personas que comparten el mismo momento".

Los jóvenes artistas reconocían que se preparó de forma poco consciente y atropellada, con el resultado de una muestra muy heterogénea sin hilo conductor a priori. Lejos de la perfección, la muestra cuenta con 20 de las mejores obras de los ocho autores, elementos de gran valor individual. Las mejores luces y sombras, las pinceladas más disfrutadas por sus creadores se encuentran reunidas aquí, lo que podría constituir la no intencional columna vertebral de la muestra.

Otra de las obras que más llamó la atención fue el autorretrato de Gerardo Muñoz, donde toma protagonismo la gama de colores utilizados. La explicación es que Gerardo tiene una visión del color un tanto especial, es daltónico, y cambia algunos colores. Así, cuando no colocaba bien los colores de su paleta, siempre ordenados de la misma manera para mezclar en método ciego, como cuando se escribe a máquina, obtenía mezclas que no eran del todo lo que estaba buscando. "En clase nos deleitó en varias ocasiones con cielos grises en los que aparecían nubes rosas muy llamativas" nos confesaba Rubén Arenal. Gerardo está centrado en la pintura "porque es la creación plástica que permite mayor desarrollo evolutivo, pese a las limitaciones de las dos dimensiones" y, en el retrato que "sirve de excusa para llegar a la pintura" y así se dinamiza un círculo vicioso donde todo se retroalimenta.


El autor mismo nos comentaba que se quedó unos días bloqueado y no era capaz de seguir hasta que un rayajo en la cuenca del ojo le hizo ver la luz y por donde debía seguir. Rubén también exponía otro retrato en una técnica muy diferente, un monocromático de tinta, concretamente de tinta de bolígrafo.

Irene, además, expuso un cuaderno que muestra los inicios de su trabajo actual, pequeños collages que buscan la composición y el color como mero fundamento para una creación.
En la inauguración se dieron cita los autores con sus amigos, familiares, maestros y profesores, y otros admiradores de su arte y su arrojo para formar parte de este proyecto que ya es cierto y del cuál se esperan muchas y diferentes alegrías y descubrimientos.
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