jueves, 5 de diciembre de 2013

El desconocido Muller se reivindica en Madrid

La Europa obrera de las guerras mundiales en 125 imágenes de un artista casual y poco valorado en vida se reconstruye tras una ardua labor de documentación en la sala de exposiciones del Canal Isabel II. El húngaro Nicolás Muller (1913) perteneciente a una generación de figuras fundamentales de la fotografía centroeuropea, como Robert Capa, Brasaï o Kertész, retrataba muy de cerca todas las escenas desde un punto de vista muy humano. Estos encuadres que le hacen invisible, sumado al oportunismo de estar en el momento preciso en el lugar adecuado, como Cartier-Bresson, son los fuertes de su obra.




Según sus mentores en esta ocasión, nunca se supo vender y sacar el partido que merecía. Ahora, después de su muerte, "también ha habido que esperar a que cumpliera cien años", recuerda su hija, Ana Muller. "Pero al fin se ha hecho realidad, estaría muy satisfecho con el trabajo llevado a cabo, tanto en la exposición como en la edición del libro, pues siempre se quejaba de los revelados y publicaciones mal impresas" añade la descendiente que sigue sus pasos por el oficio de la fotografía.

A pesar de que Muller estudiara derecho, según decía él mismo "la persona que tiene una cámara, tiene un instrumento único para poder expresar", así se vió con la responsabilidad de ser fotógrafo, para convertirse en un artista. Además, en 1938 tuvo que huir de su país por el movimiento antisemita nazi y vivió en una persecución constante toda su vida. Así, escapando de unos y de otros, viajó por varios países como Francia, Marruecos o Portugal recogiendo un testimonio entre las lentes de su cámara que hoy intenta recomponerse en la muestra con motivo de su centenario. Finalmente recaló en España en 1947, recorrió nuestra geografía y terminó retirándose el 1981 a un pueblo asturiano, donde terminaría sus días en el 2000 a los 86 años.

El fotógrafo Manuel Vicent, que le consideró más intelectual que artista, recuerda anécdotas del pesimista Muller junto al  fotógrafo y comisario José María Díaz Maroto presentando el volumen Obras Maestras de Nicolás Muller.


Cuando Diaz Maroto conoció a Muller, ya  en el año 82 comenzando su retirada y se puso a mover su poco explotada obra por grandes templos del arte se encontró con muy buen recibimientos. En el Centro Pompidou de París el mismo director le dio el visto bueno con solo ver parte. Mientras Díaz Maroto continuaba explicándole su historia, el francés exclamó "Ce n'est pas possible", "Qué no es posible" respondía Díaz Maroto."Que todos los buenos fotógrafos sean húngaros" terminaba reconociendo el parisino muy a su pesar.

La exposición que ha organizado la Comunidad de Madrid en colaboración con La Fábrica en la sala de exposiciones Canal Isabel II  (C/Santa Engracia, 125) y el libro Nicolás Muller. Obras Maestras conmemoran el centenario del nacimiento del fotógrafo y es fruto de un extenso proceso de investigación sobre su archivo, actualmente custodiado por su hija Ana Muller. De la colección de más de 14.000 negativos, el comisario Chema Conesa ha seleccionado 125 fotografías en blanco y negro acompañadas por un audiovisual. La proyección recoge una entrevista en la que el propio Nicolás Muller va narrando sus experiencias a lo largo de su extensa vida y documentos, objetos y fotografías antiguas pertenecientes a su hija.  la muestra podrá disfrutarse de forma gratuita hasta el 23 de febrero.

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