miércoles, 21 de septiembre de 2011

Somos gatos... ¿Por qué?

Según dicen las malas lenguas Madrid nació en el año 852, gracias a la llegada de Muhammad I (emir de Al-Ándalus, hijo y sucesor de Abderramán II). Construyó una fortificación con una muralla que bordeaba el valle del Manzanares y la sierra de Guadarrama. 

Madrid (Magerit o Mayrit) era una ciudad muy interesante por su ubicación estratégica y, por ello, era susceptible de numerosos ataques invasores. En uno de esos intentos de conquista de los cristianos, en mayo de 1085, el ejército encabezado por el rey Alfonso VI, logró sitiar la ciudad, pero no pasar la muralla.



Uno de los jóvenes soldados del ejército del rey, muy astuto y ágil, comenzó a trepar por la muralla hincando la daga por las juntas de la piedra ante la atónita mirada de sus compañeros. 

Todos los que vieron tal destreza exclamaron: “¡parece un gato!”. Cuando comenzó la lucha el hombre ya había subido arriba, corrió al torreón de la fortaleza y cambió la bandera mora que ondeaba al aire, por la enseña cristiana.



Como en todas las historias. existen muchas versiones. Una decía que los que llegaban a la muralla y no podían pasar, acampaban en las afueras y por la noche trepaban la muralla como auténticos gatos. Otra aventura que hubo muros durante toda la época cristiana, y se cobraba una especie de tasa o peaje por entrar a la ciudad, por lo que los más hábiles saltaban el muro para no pagar.

Pero, está claro, nos llaman así por la destreza, que como dice la Real Academia no es solo agilidad sino "Habilidad, arte, primor o propiedad con que se hace algo".

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