Libros diversos para un futuro mejor

La cultura es el motor de cambio de la sociedad. Las artes (literatura, pintura, cine, música y todo tipo de audiovisuales) tienen una gran responsabilidad con los niños de hoy en día, para que mañana los ciudadanos seamos más cívicos y respetuosos entre nosotros mismos y con el medioambiente.

Los libros LGTB para adultos están bien, pero para niños ya es genial. Nosotros podemos discernir, entender y empatizar con personas transgénero, transexuales, con diferentes gustos, hasta distintas formas de vida, pero para los pequeños de la casa, estos libros, se convierten en una herramienta muy útil e importante a la hora de comprender mejor diversas realidades, todas igual de válidas. No tener que reeducar, sino educar en la libertad de elección de géneros y, más adelante, de sexualidad, es idílico. Para conseguir esta sociedad bucólica, un paso fundamental lo cumple la literatura infantil, ya sea rompe-roles o LGTB.

No sé si por casualidad o por los momentos de amenaza que viven los derechos del colectivo, he visto florecer próximamente colecciones, bibliotecas y varios libros de este género. Ya que la presencia de ciertos grupos políticos en el panorama que proponen implantar medidas como el pin parental en los colegios hacen peligrar la educación de los alumnos, sobre todo la educación sexual.

La editorial Babidi-bú tiene una sección de inclusión y diversidad, la colección Mevés, que alberga nueve títulos. Uno de ellos es Aquiles, la pelirroja de Ana Rossetti e ilustrado por Beatriz Bustamante. Es de los que describiría como rompe-roles, en mi opinión los más importantes, para desaprender todo lo que llevamos metido bajo la piel con la aguja hipodérmica de la que se hablaba en las teorías de comunicación de masas. Porque ningún juego, juguete, ropa o color es de chicas o de chicos, ni tiene nada que ver con su futuro género o sexualidad. Los juegos son juegos, los colores, colores.

En la pequeña editorial La Locomotora las cuatro novedades son títulos en la linea de la que hablamos. Libros educativos, ¿adivinas en qué educan? En valores. Y ¿aciertas en cuáles? Pues en igualdad, en diversidad familiar, en tolerancia, en respeto por la inmigración y en contra del racismo. No debe ser casualidad, hay un vacío y, a la vez, una necesidad de educar en estos principios. El calendario de Ángela de Marta Márquez e ilustrado por María Pérez es una de esas historias que, además, está basada en hechos reales. Ángela "sabe que es una niña preciosa, especial y valiente, aunque algunas personas no se han dado cuenta" nos adelanta Marta sobre su protagonista.

Entre Federaciones y Asociaciones se están promoviendo lo que llaman Bibliotecas de colores, un conjunto de libros que hacen hincapié en estos temas. Es el caso de la FELGTB, por ejemplo, o el catálogo de Galehi que colabora con centros educativos y se encarga de que existan libros que reflejen otros tipos de familias como las homoparentales.

Librerias como Berkana llevan mucho tiempo haciendo eco de la literatura LGTB. Mili Hernández, una de las dueñas, reconoce que los principios (1993) fueron duros, cuando tenían que pedir volúmenes de EE.UU. y otros países ya que aquí ni se publicaban historias gays. Tras librarse del cierre (2017) con un crowdfunding, parece que ahora los artistas, escritores e ilustradores del colectivo se han empoderado y tomado sus puestos a los teclados y las tabletas gráficas y frente a las pantallas de sus ordenadores para nutrir los cerebros que no ven más allá de sus realidades heteronormativas y sus familias del heteropatriarcado.