miércoles, 6 de febrero de 2019

Más que un concierto, una función

Del Blues que hacía en Reino Unido a los ritmos latinos de su España natal. Zelada es un madrileño que nos está fusionando todos los estilos musicales que se le han cruzado por estos más de diez años de carrera profesional. El folk asoma, incluso el funky, y todo parece encajar a la perfección en el show que ha montado para girar Mil Ventanas, su cuarto y nuevo disco.


El estreno, el jueves 24 de enero en la sala Barceló, podríamos estar hablando de una función. La duración de casi dos horas, la estructura del espectáculo con hilo argumental, el espacio es un teatro y el primer directo se vive como una premiere. Un concierto por todo lo alto, en el que no estará solo. Además de su banda al completo, con vientos y junto a Sergio Salvi, nos tiene preparadas más sorpresas e invitados.
La platea no estaba llena, pero era un público entregado e íntimo; amigos, familiares y fans muy fieles, y algunos periodistas que ya le tenemos fichado. Comenzó Más allá del mar; se notaba que Zelada viene a conquistarnos como una armada invencible. Aunque el ambiente era de expectación todavía, se lanzaba con energía a la palestra. Continuó con What do I know un tema más fresco del anglo pop de sus comienzos. Esto mantenía a la audiencia algo fría, todavía estábamos a medio fuelle, pero con las ganas que le pusieron todos los músicos sobre las tablas fue tomando temperatura y color.

Zelada estuvo muy pendiente para atrapar todo el calor y evitar la dispersión. Pedía silencio y colaboración a la vez, acompañando su música con chisteos. Desde el soul y el blues con el tono más british ha ido virando y evolucionando hacia una riqueza extraordinaria de matices, tanto en su carrera como en la actuación. Esa valentía para no encajarse en ninguna celda le imprimen una clase y elegancia que caracterizan su sonido, ya sea hacia la música negra como hacia los temas más de baile; disco, incluso, latino. 



Llegaron los primeros invitados, Colectivo Panamera, para poner flow y ese fervor que le venía faltando a Zelada. Tenía que relajarse y dejarse llevar. De la mano de los sonidos panatrópicos (cumbia, calypso, rumba, carnavalito...) consiguió la conexión deseada con ese patio sin butacas.


Con Virginia Maestro conectó con los corazones, con el sentimiento, con el Zelada más íntimo. Interpretaron Down Easy compaginando sus voces, creando una sola de amplio registro bajo una iluminación que simulaba unos rayos esperanzadores de sol. 


Ya que estaba tierno, y el público entregado, se vino arriba y se quedó sólo ante el peligro. Cantó You do con su guitarra como único escudo. Toda una declaración de intenciones; mostrarse más desnudo, sin máscaras ni filtros. Le salió bien la bravura, recibió una gran ovación por la osadía.

Blues remains, un blues con alma (con soul) y unas voces que representan toda una partitura de armonías. Con Got me Believing ya no podíamos para ninguno, y bailaba hasta el piano, que cojeaba sobre sus cuatro patas. 


Cuando llegó el momento de Kamila Velázquez y Hasta que no me bailes, ya era demasiado tarde, pues ya estábamos bailando. 


Y para ir cerrando la explosión de Be Somebody, una canción para repararse, para irse flotando con el buen rollo. Y más si se continua con lo que será el bis Yo no me quiero ir, que por supuesto arrancará siempre un 'nosotros tampoco'. Un gran directo donde se puede percibir la experiencia y la ilusión. Más aplausos, y ¡qué no caiga el telón!

2 comentarios:

  1. Buena crítica, con la que estoy de acuerdo. A Juan Zelada le sigo desde el 2012, y no deja de sorprenderme favorablemente.
    Si algo he de comentar como bastante mejorable, es la poca calidad de sonido. Y es una pena.
    Desafortunadamente, un sonido no adecuado, elimina la magia que Zelada tiene.

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  2. Gracias por el comentario, quizá fue un punto negativo para la sala, y una cosita a tener en cuenta por parte del equipo, para evitarlo en siguientes directos.

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