Esto, que es básicamente lo que hacen todas las empresas en época de crisis, es lo que está aconteciendo en nuestro país y en general en todo el mundo: una economía de guerra. Y, gracias a ello, se están redescubriendo formas de autogestión y artesanía, que nos evitan algunos gastos haciendo las cosas nosotros mismos.
A parte de estos productos y la materia prima, también ofertan los trucos: cursos y talleres de costura. Primero los de iniciación o supervivencia y después los de confección de faldas, vestidos y pantalones. Además de sentirte muy orgulloso de tus habilidades y tus manos, podrás presumir de diseño único y exclusivo a tu gusto.
Los próximos cursos son de punto y ganchillo, pero en marzo vuelven a empezar los de costura, desde el principio, con la profesora Agustina Pérez. Para comenzar son tres sábados de cuatro a ocho de la tarde donde Agustina ayuda y da indicaciones a sus alumnos, que no pasarán nunca de siete para poder atenderlos.
El día que pasamos a conocer los talleres hacían faldas de volantes muy coloridas y atrevidas, algunas; otras de tonos más suaves y más largas; pero todas con denominador común: son originales 100%. Zara, una de las alumnas bromeaba frente a la máquina de coser "Máquina uno, Zara cero", pero en realidad todas tenían ya su falda prácticamente terminada y reconocía "la que me hice en el otro curso me la pongo mucho".
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