domingo, 22 de julio de 2012

El secreto de sus ojos, la incomodidad de la injusticia


El prolífero actor argentino, Ricardo Darín, acaba de presentar en España su película “Elefante blanco” en la que se transforma en un sacerdote comprometido y solidario en uno de los barrios marginales más pobres de Argentina.

Uno de los actores más naturales del panorama actual muestra su lado más humano al hablar de su unida familia y los proyectos de su hijo Ricardo. Al igual que al analizar los problemas sociales que se ha encontrado cara a cara en el rodaje de este largometraje, que no es el último, ya que acaba de terminar “Tesis sobre un homicidio”.

-Estás presentando la película “Elefante blanco” que es el proyecto a medio construir del que iba a ser el hospital más grande de Sudamérica, ¿cuál es tu elefante blanco, el gran proyecto sin terminar?
-Yo no tengo ningún elefante blanco porque soy demasiado cobarde como para soñar con cosas que imagino que van a ser inaccesibles. Soy más bien mucho más prudente y cauteloso, mucho más cerebral y siempre mis pasos, excepto un par de excepciones han sido muy cautelosos, poco pretenciosos. Nunca me gustó demasiado la espectacularidad. Al venir de un matrimonio de actores, buenos, pero que no tuvieron demasiada suerte ni estabilidad económica, mi máxima aspiración siempre era poder vivir de mi trabajo. Y la he cumplido y he logrado la estabilidad no me descubro misiones desmedidas.

-Sí, es una suerte poder vivir de lo que te gusta tal como está el mundo.
-He tenido mucha suerte también, la vida me ha dado oportunidades que a otros no ha ofrecido, soy un privilegiado. Entonces siento que anhelar o desear más cosas para mí me suena demasiado respetuoso. Conozco el entorno donde vivo y cada día que pasa tengo la oportunidad de conocer más profundamente esa gran desproporción que se produce de posibilidades para todos los seres humanos, y me siento incómodo, no culpable, pero sí incómodo.

-Lo de ser actor te viene de familia ¿eres un autodidacta?
-No tuve una formación académica, pero sí pasé por talleres y tuve mis experiencias. Lo que no tuve es una formación académica férrea.

-Tu hijo, Ricardo, parece que también ha seguido la tradición familiar.
-Si, no sé si es el mismo camino, yo creo que está intentando verse a sí mismo, conocer y explorar, a ver qué quiere hacer. Ha estado en cine, en teatro, ha hecho una obra muy buena el año pasado, que estaban por reponerla este año. Ahora está intentando la conducción de un programa turístico por toda la República Argentina. En ese sentido es como yo, le gusta salir de una cosa y meterse en otra. Está tratando de entenderse a sí mismo.

-En España os hemos podido ver en el filme “Fuera de juego” coincidiendo esporádicamente.
-Bueno eso fue un cameo, un chiste interno, pero nada más. Él hace de un futbolista medio torpe y que no sabe muy bien de qué va... está intentando hacer su propio camino.

-¿Habéis pensado en hacer algo juntos?
-Lo que tenemos como plan es el año que viene intentar escribir una historia entre mi hijo y yo y ver que ocurre después, primero tener una historia y después ver si la dirigimos o que.

-¿Qué consejos le das? ¿Te gusta que sea actor, tal como está la industria?
-Sí me gusta que haga todo lo que le parezca a él, lo que su corazón le indica, no hay una fórmula no hay una garantía, nadie sabe que es lo que hay que hacer para ser feliz. Yo quiero que sean básicamente felices y creo que si uno está cerca de hacer lo que le gusta tiene más chances de ser feliz en su vida. Pero no es un axioma infalible, a veces funciona y a veces no. No le doy muchos consejos, pero hablamos mucho y discutimos.

-Como todos los padres e hijos, ¿no?
-Sí, dependiendo de si tienen buena relación. Nosotros tenemos muy buena relación, muy fluida, dinámica y de mucho contacto. Y tengo la suerte además de tanto yo como su madre, mi mujer, somos requeridos, tanto por él como por mi hija, nos buscan, no les pesa estar con nosotros. Esto se nota cada vez que intentamos irnos una semana de vacaciones o un fin de semana, normalmente los padres tienen mucho pudor de proponer eso a sus hijos adolescentes, porque piensan no van a querer ir. Pero estos son los primeros en adaptarse, y eso nos estimula y nos hace sentir orgullosos, porque quiere decir que no la pasan mal con nosotros. Eso hace que la relación sea sinceramente fluida y no interesadamente fluida.

-¿Quizá que tengáis mucho trabajo y menos tiempo para estar juntos hace que se aprecie más el poder tener esos momentos y que se busquen?
-Tampoco es tan así, a veces si hay temporadas en las que alguno desaparecemos del plano familiar, pero por lo normal nos buscando como los perros. Tenemos un acuerdo tácito de que si no almorzamos juntos, nos buscamos para la cena y si no se da el caso pues para el desayuno, pero siempre intentándolo. No sé qué ocurrirá dentro de muy poco tiempo cuando suceda lo que necesariamente tiene que suceder, que es que vuelen del nido, que ya están un poco en esa campaña. Es una incógnita. Estoy frente a un abismo en ese sentido. Porque uno no ha hecho un estudio o plan de instrucción para ser padre y aprendes a ser padre en el transcurso del día a día y cuando te acostumbras a ser padre, resulta que te comunican que ya no. La vida propone un cambio permanente y hay que estar dispuesto a aceptar las reglas de ese juego.

-Aparte de presentar “Elefante blanco” acabas de terminar el rodaje de “Tesis sobre un homicidio” ¿Qué nos puedes contar?
-Yo creo que va a estar buena, no lo sé no me quiero adelantar demasiado, porque falta el montaje y la edición y estas cosas, pero ya tuve la oportunidad de ver escenas y la verdad es que va estar muy bien. El libro es muy bueno, la historia rarísima, tiene la particularidad de ser extraña. Pero la factura de todo esto, en lo que tuve oportunidad de ver, se ve de mucha calidad. Así que ojalá el montaje sea acorde a eso y no se me caiga.

-Además de la interpretación ¿qué otras pasiones tienes?
-Me gusta hacer el vago, me gusta no hacer nada de nada. Cuando no hago nada, me gusta no hacer nada, pero en serio, nada. En casa se ríen y me gastan bromas porque dicen que me transformo en una especie de vikingo, puedo estar deambulando por la casa, pero me gusta que decaiga todo el sistema. También me gusta jugar al tenis, ando en bicicleta, cocino, hago un poco de todo. Pero me gusta quedarme en mi casa, soy como una vieja y salgo para cosas puntuales y cuando tengo que salir voy hasta el sitio y vuelvo a casa.

-A la hora de coger el proyecto de “Elefante blanco” ¿no tuviste miedo de tener que rodar en la Villa, un barrio marginal y peligroso, por lo que se ve?
-Sí, lo pensé pero después me di cuenta de qué estúpido había sido, porque uno de los mayores aprendizajes es ir en contra de la estigmatización. La mayor parte de la gente que vive en la Villa es gente decente y trabajadora, por dos o tres estúpidos se empañada la imagen. Pero sí lo pensé y pregunté a la producción cómo nos íbamos a manejar en términos de seguridad que dijeron que iban a controlar con mucha gente. Y luego descubrí que lo mejor es no tener a nadie yo quería que me dejaran solo, yo me llevo bien sólo con la gente.

-Porque en cualquier momento podría haber ocurrido algún altercado, como ocurre en la trama.
-Bueno en la película hay que encadenar las cosas de impacto una detrás de otra y comprimirlo en dos horas. Yo no sé si funciona exactamente de esa forma, no es que estás ahí y de repente están tiroteando, no es tan así. Y además hay una especie de código interno, hay zonas donde están las familias y los chicos jugando, de alguna forma son seguras. Si hay algunos descerebrados están como a parte. Hay un código histórico en la delincuencia, ¿no? Que es que en el barrio no se roba.

-¿Qué tal les trataron? ¿Cómo fue la experiencia y la convivencia con la Villa?
-Nos trataron maravillosamente bien, estaban encantados. Estaban encantados de formar parte del largometraje, de trabajar y que sus chicos trabajaban. Siempre estaban haciéndonos cosas de comer, cosas ricas. El problema que tenían era que decían qué vamos a hacer ahora cuando se vayan de acá, se va a notar el hueco, y eso es lo que te da tristeza. Pero fue mejor de lo que se pronosticaba.

1 comentario:

  1. Me ha parecido una entrevista muy completa, incluso me ha creado curiosidad por verla pero no estoy de acuerdo con el en la frase, nadie sabe lo que hay que hacer para ser feliz, creo que si lo sabemos pero somos muy ambiciosos y no nos conformamos, siempre queremos mas...

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