lunes, 23 de enero de 2012

Madrileños, más chulos que el ocho

Hay que reconcerlo, en la capital somos un poco chulos. De hecho la expresión viene porque los castizos son chulapos y mira cuál es su significado en la Real Academia de la lengua. Así, el baile regional y vestimenta de chulapo, es algo entre elegante, estirado y con cierto pasotismo (oiga señora, que el hombre no se mueve de una baldosa del suelo para bailar el chotis!).

Pues un poquito más allá de esto, encontramos otra frase hecha que nos remite a la misma conclusión, pues somo más chulos que el ocho. Lo habrás escuchado decir, incluso mal (los refranes siempre los liamos!) pero ¿a que desconoces su procedencia?


Yo imaginaba que era por lo retorcido del número, de su forma, sinuosa, incluso voluptuosa... pero lo cierto es que movida por la curiosidad, encontré que el que era chulo era un tranvía de principios del siglo XX. Sí, sí, el tranvía número ocho era el que recorría la ribera del Manzanares, de la céntrica Puerta del Sol a San Antonio de la Florida, cargado de chulapos para asistir a la verbena de San Antonio el 13 de junio en el Parque de la Bombilla.


Así en la orilla izquierda del río, tras la Puerta de San Vicente se hacía una campiña junto a la Ermita de San Antonio de la Florida (o más bien en plural, ermitas, ya que existe una copia para celebrar misa y no estropear los frescos de Goya).

A este santo, muchas mocitas madrileñas le deben un novio. Y, es que, con gran devoción al martir, grupos de chicas en edades casaderas acudían a la iglesia, ponían una mano sobre un montón de alfileres y el número de ellos que se quedaran pinchados en la mano al levantarla eran los novios que tendría la chica ese año, según la tradición.

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