La filósofa y periodista Elsa Punset presenta 'Una mochila para el universo' tras tres años de trabajo en medios de comunicación y otras disciplinas menos visibles que le han mantenido alejada del mundo editorial. Este, su tercer libro, pretende ser una guía de viajes para nosotros mismos, es decir, 21 rutas para no perdernos en nuestras emociones. La hija del divulgador científico, Eduardo Punset, sigue sus pasos y nos confiesa que su hija pequeña de 7 años quiere ser como su abuelo.
-¿Cómo
definirías tu forma de pensar?
-Yo soy
eminentemente práctica, como ves. Deseo que las cosas que sabemos
acerca de nosotros mismos y que podríamos aplicar, las apliquemos,
que nos cuenten cosas prácticas.
-Parece
sencillo hacer cambios, que después se tornan complicados ¿Por qué
nos complicamos tanto?
-Creo
que es una cuestión de entorno, estoy cada día más convencida,
porque la paradoja del cerebro es que estamos dotados para innovar y
cambiar cosas, somos una especie tan creativa, pero al mismo tiempo
estamos dotados para sobrevivir, para atrincherarnos siempre de la
misma manera, entonces tienes que elegir en que parte de esa balanza
te sitúas.
-¿Tú
eliges cambiar?
-Y no
eliges siempre innovar y cambiar pues sería hasta peligroso para ti,
pero es un equilibrio. Lo que pasa es que no nos educan para saber
que eso es una elección consciente. Lo que nos dicen es lo que
tienes, atrinchérate ahí y cuídalo.
-Entonces
¿el problema es cultural?
-Si tú
quieres hacer un cambio importante en tu vida, tu familia te lo va a
intentar impedir, probablemente. Hay un cierto elemento de “oye,
protégete”, la familia te quiere mucho y te quiere proteger. Y a
veces es incompatible, hay que tomar riesgos. Hay entornos más
creativos unos que otros.
-Mirando
un entorno más amplio
-Hay
países donde se premia la innovación y hay países donde se castiga
la gente innovadora, donde los ridiculizan o donde no te enseñan que
para lograr una buena idea tienes que tener entornos que te permitan
sacar la idea adelante, contrastar, desechar...
-¿Cómo
ves nuestro país en cuanto a innovación?
-España
no es un país que facilite una cultura de innovación, en todos los
ámbitos. Aquí no se nos hace fácil. Se prima más una parte
conservadora del cerebro, pero la parte de rompe y rasga, de
marcharse pronto fuera de casa, de viajar por el mundo, vivir en
cualquier rincón del país, no se da. Tiene sus ventajas y
desventajas, pero no la cultura del cambio, donde esté bien visto.
-Han
sido tres años muy intensos, de trabajos que no se ven, y trabajos
que si se ven, la televisión, la radio y prensa. Los medios
requieren mucho trabajo para un minuto y han absorbido mucho de mi
tiempo.
-'Una
mochila para el universo' da las claves para gestionar nuestras
emociones ¿Es necesario?
-Los
humanos tenemos una particularidad con otras especies y es que
tenemos emociones mezcladas, las cosas te pueden dar miedo y hacer
ilusión a la vez, pena y alegría a la vez, lidiamos constantemente
con muchas emociones mezcladas y a veces esto a la gente le
desconcierta.
-¿Qué
es una emoción para ti?
-El
vivir con riqueza de emociones es lo más bonito del mundo. La
emoción es vida, cuando no hay emoción es que te has muerto.
-¿Con
cuál te sientes más realizada?
-Las
emociones, siempre digo que no son ni positivas ni negativas, sino
útiles o perjudiciales, y cuando tu has tenido un final de etapa,
una decepción o un obstáculo, el poder vivir una época de
recogimiento o de mayor tristeza es sano. Lo que pasa es que no nos
enseñan a lidiar con los momentos de duelo. Una buena gestión
emocional incluye saber enfrentarte al desamor, a la ira, a la
decepción. Saber poner en marcha tu capacidad de superación de
obstáculos, que nos recuerden que es muy fuerte en el ser humano.
-¿Cómo
se aprende a gestionar estas emociones?
-Hay
que entrenar, es el mismo proceso que hacer ejercicio para estar en
forma, para el cuerpo, hay que ejercitar el cerebro para ser más
positivos.
-El
libro está estructurado en 21 rutas y en cada una se analiza una
situación ¿El orden tiene un sentido? ¿Cuál te parece más
interesante?
-El
orden tiene sentido, sobre todo la primera '¿Cuánto amor
necesitamos?' es la más importante, sentimos amor desde los siete
años y tendemos a reducirlo a la vida de pareja o incluso al sexo.
Aunque uno de los capítulos que más me gusta es el de consecución
de metas.
-Es
buen momento para este libro, ya que la crisis nos pone a prueba.
-La
única ventaja de las crisis es que permite el cambio. Nos estamos
dedicando a ver como cae, pero deberíamos hacer otras cosas para
evitarlo.
-¿Recomendarías
este libro a los políticos?
-Se lo
recomendaría a todos los políticos, les haría resúmenes y se lo
contaría uno a uno porque apuntalar lo que no funciona en vez de
cambiarlo no es una solución.
-Has
seguido los pasos de tu padre, Eduardo Punset, en cuanto a
divulgación de conocimiento. ¿Qué tenéis en común?
-No lo
pretendía, fíjate, porque trabajamos en medios distintos y
escribimos de una forma ligeramente distinta. Supongo que lo que nos
une y en lo que me identifico mucho con él, es que pensamos que la
gente tiene mucho más poder del que tiene para cambiar sus vidas,
hay muchas más soluciones de las que parece para las cosas, que no
son tan difíciles y que las ideas pueden ayudar a cambiar las vidas
de las personas. Querer compartir esto, querer ayudar a los demás a
vivir mejor, creo que es lo que me une a mi padre.
-Sois
muy positivos los dos ¿verdad?
-Somos
los dos de la casa, porque somos más en casa, que siempre el sentido
del humor y la curiosidad lo hemos tenido más desarrollados.
-¿Tus
hermanos no han seguido este camino?
-No,
por eso digo, que a veces parece como lógico, pero no tiene por qué.
-¿Tus
hijas apuntan maneras?
-Mi
hija pequeña tal vez, tiene la misma cabeza que su abuelo, llena de
rizos y se pasa el día diciendo que va a ser como su 'abu', escribe
muchísimo y tiene 7 años. Supongo que hay determinadas miradas
sobre la vida que se heredan, determinados intereses que potencias
con el entorno, aprendemos de lo que son nuestros padres. Pero la
mayor, por ejemplo, yo creo que no, es misterioso esto.
-Muy
bonita, ha sido una etapa muy bonita en mi vida, en el que intentamos
un formato que no se había hecho nunca, y debo decir que sólo Pablo
Motos y yo creímos en él cuando lo empezamos, que consistía en dar
algo de valor a las personas de una forma entretenida, hablarles
acerca de si mismos haciéndoles reír. Ten en cuenta que se aprende
mejor desde las emociones positivas, eso de que 'la letra con sangre
entra' no me convence, creo que es mucho mejor desde las emociones
positivas. Fue un ejercicio muy especial porque tuve que aprender a
hablar de cosas esenciales con palabras muy sencillas, me entrenaron
como filósofa, que no suele utilizar un lenguaje muy sencillo y para
mí fue un gran reto hablar de cosas muy importantes con palabras que
entienda todo el mundo, estamos hablando de lo que nos mueve no
necesitas una jerga que nadie entienda. Esto lo aprendí en los
medios, en la radio y en la tele, más en la tele que es directo y
con un entorno absolutamente delirante.
-¿Te
ha dicho algún telespectador, “me has ayudado mucho”?
-Si, me
lo han dicho tanto, además se notaba en las audiencias que era una
sección que funcionaba muy bien y es muy bonita esta sensación de
que ayudabas, de que conectabas con algo sencillo, y eso no lo quiero
perder.
-Danos
un adelanto ¿cuáles son tus próximos proyectos?
-Quiero
seguir haciendo televisión, quiero seguir ahondando en el trabajo
que hago en las escuelas, para traer programas de inteligencia
emocional para que podamos hacer programas de prevención, para
aprender esto antes. Cada día me gusta más trabajar para que las
personas entiendan como son por dentro, porque lo que no comprendes
no lo puedes transformar, es una llave de libertad para las personas.
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