Diseño puede ser sinónimo de lujo, de originalidad o de superfluo... Pero la máxima que pretende alcanzar el diseño de productos contemporáneo es la funcionalidad y satisfacción de necesidades. Así, L'émoi du design pone ante nuestros ojos los hitos creativos de Francia en la Central de Diseño de Matadero Madrid (Paseo de la Chopera, 14).
Desde los grandes clásicos de los años 50 y 60 como el boli BIC cristal (1950) de Marcel Bich o la olla express (1953) de SEB, hasta los trabajos más actuales como los platos combinado de Jean Marc Gady, auténtica vanguardia parisina.
Distintas disciplinas como el interiorismo, el diseño gráfico o la arquitectura se disputan su hueco en esta sala que alberga tres exposiciones complementarias y complementadas con talleres, conferencias y otras actividades, para comprender el diseño en el país vecino y qué es lo que le hace estar entre los más respetados.
A través de los 20 productos más significativos de la creación francesa se hace un recorrido por una generación marcada por objetos que ahora son tan conocidos como el Vaso Perrier (1996) que reproduce la gráfica del agua con burbujas de Martin Szekely o tres piezas del incombustible Philippe Starck: el taburete Bubu, el vaso Harcourt Noir y el exprimidor de limones más admirado y menos usado, el Juicy Salif (1990).
Mezcla del estilo francés de innovar y romper los códigos establecidos, y a la vez, la incorporación de avances tecnológicos característicos de un país en el que la ingeniería tiene gran protagonismo, resulta esta muestra de creatividad con sello galo.
Creaciones de belleza que roza el arte como I-con, la botella de Heineken diseñada por Ora-ïto o invenciones como la de Matali Crasset que nos solucionan dilemas como la llegada de un invitado sorpresa, Quand Jim monte à Paris aparentemente es una columna de fieltro, pero al deplegarla conseguimos un kit completo de habitación de invitados.
Pero lo más llamativo es el automóvil icono, el Citroën DS23 (1973) de Flaminio Bertoni, más conocido como el tiburón. Y una estrella del diseño no sólo nacional sino mundial, como la Chaise longue LC4 (1928), conocida como Le Corbusier, uno de sus autores junto a Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand.
Y no sólo Chaise longue, también hay sillas, butacas, sofás, taburetes... todo tipo de asientos para todos los gustos y usos, pero siempre con una visión de doble intencionalidad. El taburete de bar con una pinza colgador de bolsos o abrigos o una banqueta plegable a lo paraguas en forma espiral.
Todos estos resultados de la genialidad francesa podrán ser admirados y caldo de cultivo para mentes en ebullición hasta el 30 de mayo.
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