domingo, 19 de febrero de 2012

Un carnaval laboral

Me desperté esta mañana con dos planes alternativos... Uno: ir al desfile de carnaval de mi barrio. Plan B: proteger mis derechos dándome un agradable paseo por el centro de Madrid.



Pues mi conciencia ciudadana se despertó a tiempo para llegar a las 12.30 a Sol, a la plaza Solución, como fue bautizada por miles de jóvenes el 15 de mayo (15M). Buscando de nuevo una salida lógica y constructiva para las protestas y grandes ideas reformistas de un sector muy inteligente, pero poco valorado por la élite y cúpula política.

No cambiaban mucho mis planes, pues en esta manifestación se notaba que empieza la cuaresma: música y ritmo tambores y silbatos, caras pintadas, disfraces, incluso, chirigotas. ¿Quién dice que no es un carnaval? Pero, qué celebramos. Que podemos encadenar infinitos contratos temporales (hasta que llegue a los dos años), que estamos de prueba seis meses en el mejor de los casos o que por despido improcedente sólo nos indemnicen con 33 días por año trabajado.

Sí, estamos eufóricos por ¡La nueva Reforma Laboral! Eso creerán en la Moncloa, pero acercándonos a este pasacalles que fluyó por todas las que llegaban hasta la puerta del Sol, se ven caras serias y malhumoradas, descontentas, cansadas... Se escucha un rumor de debate social, político y ciudadano; la verdadera democracia.

Realmente celebramos que no vamos a permanecer impasibles mientras nos ningunean y echan al traste todo lo conseguido por generaciones precedentes.

Y entonces vi hasta dónde llegaba el fenómeno. Una mujer daba el pecho a su hijo, que por tamaño y gesto deduzco que tendría semanas de vida, apoyada en la vaya de la estatua ecuestre de Carlos III. Y los más entrañable, una mujer explicándole a una niña qué es la República "es una forma de gobierno..." "pero ¿es buena o mala?" "es la mejor que hay" sentenció la mujer.

Tras la lectura del manifiesto de los organizadores sonó La Internacional, himno obrero por excelencia, mientras gran parte del medio millón de asistentes lo coreaba con el puño en alto.

Esto no terminó así, la fiesta continuó. A las dos del medio día la gente parecía no tener hambre, pues seguían en la plaza, como si de un ágora griego se tratara y de la nada surgían megáfonos improvisados que contaban de opiniones y de ideologías... Como speakers corner, típicos de Hyde Park, Madrid se hacía más internacional y plural.

Como canta Miguel Ríos a pleno pulmón "Defender mi ideología, buena o mala, pero mía" Aprendamos a pensar por nosotros mismos, cogiendo de aquí y de allí, crear nuestro universo afín y feliz.

2 comentarios:

  1. Que sabrás tu chica... Peor estábamos antes...

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  2. Eres una perroflauta y una cutre... No tienes ni idea de escribir...

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