viernes, 6 de septiembre de 2019

El Gigante supera su carrera de obstáculos

¿Cuándo llega un festival a su madurez o a convertirse en un clásico del panorama musical? No sabemos cuáles son las claves, pero está claro que el Festival Gigante este año ha conseguido sobrevivir, superando la adversidad, a una sexta edición con muchos impedimentos.

La incertidumbre de no tener ubicación exacta hasta apenas un mes antes y la denuncia de Facua por no permitirse la entrada de comida al recinto prometían polémica y que el Gigante pinchara en esta ocasión. Tras esta carrera de obstáculos, el resultado ha sido de menor afluencia, pero sin lugar a dudas todo un éxito en lo musical.  A pesar de no haber una gran estrella que inflara la taquilla, la elección de los grupos emergentes ha sido un acierto, y 19.000 asistentes disfrutaron de ellos, habiendo una reducción de tan solo 1.500 festivaleros con respecto de la edición anterior.


El jueves, de hecho, superó la expectativa con un par de apuestas reivindicativas. Rozalén y Rayden cogieron la batuta y se metieron al público en el bolsillo, lo que produjo un notable aumento de la audiencia comprometida. La primera jornada se completó con el pop fresco de Cooper, el reggaeton sin complejos de Glitch y Gyals (Jirafa Rey y Lapili) y el pop electrónico con pluma de Monterrosa.

El viernes fue la noche del indie más puro y el que marca la esencia del Festival. Los representantes ya son repetidores. Zahara, la reina del baile estilo libre, puso a botar a los casi veinte mil espectadores que llenaron la Fuente de la niña.

Y, antes, calentaron motores otros clásicos en La Alcarria: La Habitación Roja y Sidecars. Incluso, entre los posteriores estaban Embusteros, ya más hechos que su primera vez en Guadalajara. Y, para terminar, la electrónica con humor surrealista de Ladilla Rusa.


El sábado fue el turno de la calidad musical. El rock indie de We are scientist, la banda internacional del cartel, y de uno de los mejores guitarristas de nuestro país, Depedro. Completando la tercera y última noche el cantante (e ilustrador) Carlos Sadness, el fenómeno de masas adolescentes SecondShinova con su rock indie en ocasiones psicodélico y los chillidos de Rocío Sáiz y las Chiller's.

Deseamos larga vida al Gigante, tanto por el bien de la organización como por el de la ciudad, que ya habían conseguido hacer de él un referente y poner a La Alcarria en el mapa de los melómanos; que este palo sea de 'los que no te matan, sino que te hacen más fuerte' y sea su fiesta de bienvenida a la edad adulta. Hasta pronto Gigante alcarreño!


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