El año 2013, que ya se acaba, nos deja un término nuevo entre la riqueza de nuestro idioma.
Escrache ha sido nombrada palabra de moda por la
Fundación del Español Urgente. No es de extrañar que en estos doce meses de subidas, recortes en los pilares de la sociedad (sanidad, educación y servicios sociales) y en derechos fundamentales, la palabra nueva que debamos aprender según la fundación sea esta. La que por lo menos nos abre la puerta al
feedback, a la respuesta, la protesta y el derecho al pataleo.
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Foto: Eva Rodríguez |
Julia R. Gallego, se ha lanzado a reivindicar y concienciar desde el arte de la
performance. Poner su obra al servicio de las conciencias, remover un poco esas mentes opacas que bastante ocupadas están con intentar sobrevivir en esta España con mitad de población en paro.
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Foto: Eva Rodríguez |
Julia lleva dos años realizando esta práctica artística donde incluye el grabado. Su línea de trabajo se centra en el cuerpo y sus temas más recurridos son la política, entendida como relación de poder, y los problemas de género. Con su serie
Cierra la boca que ha desarrollado en la última semana del año plantea una cuestión social en tres casos:
La Ley de Seguridad Ciudadana, la reforma de la Ley del Aborto y la huelga de hambre iniciada por Jorge Arzuaga.
La exhibición inicial, el 26 de diciembre frente al Congreso de los Diputados, la plantó de rodillas con la boca tapada por el silencio al que nos pretenden someter con la llamada
Ley Mordaza. En dos ocasiones los vigilantes la hicieron levantarse de su improvisado escenario. Terminando en la acera de enfrente, tras otro intento de callar a este pueblo que se queja. "Esta ley me hace sentir vulnerable, siento que atenta contra el derecho básico de la persona a expresarse en la sociedad", explica Julia el motivo de su primera actuación en la calle. Una hora y cuarenta y cinco minutos inmóvil, con los ojos cerrados, los puños cruzados a la espalda y los labios sellados, pasando frío, dolor muscular, cansancio y dudas, no cree que cambien el mundo, pero reconforta tomar una posición ante él y escuchar lo que dice la gente.
Hay personas que no entienden lo que hace, pero la artífice agradece la labor mediadora y divulgativa de sus amigos y familiares que la acompañan en estas acciones. "En el Congreso dos señoras mayores se acercaron y una me preguntó con ternura ¿qué os han hecho ahora, hija? me dieron ganas de darle un abrazo", reconoce ella.
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Foto: María José Gallego |
Por
el derecho de la mujer a la elección de interrumpir su embarazo, Julia fue al Ministerio de Justicia el día de los Santos Inocentes se pintó un útero en su tripa con un pintalabios y saca de su boca un trozo de cera que va moldeando en forma de feto creando una analogía entre la boca y la vagina, después aprieta los labios y los sella con cinta aislante. Repite la acción 28 veces, durante una hora y cuarenta y siete minutos, y cada aspa de cinta la coloca formando un calendario frente a ella que representa el ciclo menstrual. "Engendrar vida dentro de mi ser, no es algo que pueda desvincular de mí como individuo, por lo tanto el aborto es un derecho de la persona", justifica la artista. En esta ocasión también se intentó censurar la libertad de expresión, un guardia civil interrumpió la manifestación artística para preguntar qué hacía, Julia sacó la cera de la boca y respondió, la hicieron pasar dentro del ministerio a identificarse y contestar algunas preguntas.
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Foto: Eva Rodríguez |
La última puesta en escena fue la más observada. Toda la gente que pasó el 29 de diciembre por la
Puerta del Sol entre las cuatro y las seis de la tarde pudo ver a una chica con un estómago pintado sobre su tripa reivindicando la protesta que realizaron cinco jóvenes en ese mismo lugar hace unos meses con huelga de hambre y de la cuál no ha habido ni una línea ni un segundo en medios de comunicación.
No dar voz a Jorge Arzuaga, le llevó a estar 41 días sin probar bocado, lo que Julia representó abriendo la boca, tragando aire, sellando su boca con un aspa de cinta adhesiva y repitiendo el proceso el mismo número de veces que días de ayuno hizo Jorge. "Cuando abría los ojos veía a todo el mundo mirándome y podía leer en sus expresiones, la mayoría sorprendidos, otros interesados, confundidos, incluso, algunos impresionados... Sentía todas las miradas intensamente y trataba de devolverlas con la misma intensidad", describe la joven.
"Considero inaceptable que una persona esté en huelga de hambre 41 días y no salga en medios. Mi intención es dar visibilidad y tratar el tema de la censura", aclara la autora de esta línea de protesta tan silenciosa y a la vez que provoca tantas voces.
Dejamos el año del recorte para dar paso al 2014, esperamos que no sea el año de la censura, el silencio o la esclavitud, si no el año de la esperanza, la lucha y la protesta. O, mejor todavía, de la concesión, los derechos, el progreso y el bien estar social.
Feliz año de la Libertad!
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