jueves, 2 de febrero de 2012

Febrero loco, ningún día se parece a otro

Los atardeceres en la ciudad gatera son espectaculares, solo hay que saber elegir bien la compañía y el lugar dónde esperarlos.


Hay muchos y diferentes escenarios, pero siempre se representa la misma función. Con el paso del año el pase va cambiando de hora, se va retrasando y adelantando. Si el refranero español lo tiene bien ilustrado "Al empezar el año, ya crece el día un paso de gallo" y en enero podemos escuchar lo de "Para Reyes lo notan los bueyes y para San Sebastián el gañan".

Pero ya le damos la bienvenida a febrero y con él a atardeceres más tardíos y supuestamente menos fríos. Pero teniendo en cuenta este comienzo, con ola de vientos siberianos, no se puede decir lo mismo, sino todo lo contrario, para  volver a dar la razón a la cultura popular de los refranes "Febrero loco, ningún día se parece a otro".


Uno de esos ocasos que se pueden ir disfrutando sería el del Paseo de la Florida. En un paseito de pocos metros podemos disfrutar de varias y excelentes vistas. Aprovechando una visita a las ermitas gemelas de San Antonio de la Florida, donde descansan los restos de Goya al resguardo de sus frescos a excepción, según cuentan, de su calabera.

Mientras va callendo el sol, hacia las cinco de la tarde, sobre el Manzanares, podemos admirar su reflejo en el río desde el Puente de la Reina Victoria que custodia Don Francisco de Goya. Si nos giramos, al otro lado del puente, se ilumina al fondo la Catedral de la Almudena, magnífica estampa.

Antes de que la noche nos deje sin luz, subiendo el paseo hacia la Estación del Norte (Príncipe Pío) se puede disfrutar de la Catedral surgiendo entre los coches y el tráfico bastante denso.

Así se encontrará en la glorieta de San Vicente donde destaca la Puerta de San Vicente del arquitecto Francesco Sabatini construida entre 1770 y 1775, desmantelada en 1892 y reconstruida de 1994 a 1995; gracias a su gran iluminación.



A pesar de la dilatada atención que recibe, podremos admirar al fondo del arco un degradado de colores cobrizos y las primeras estrellas que nos regala este atardecer, uno de los primeros de febrero.

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