martes, 5 de noviembre de 2019

El color del arte en los años grises

Una escena como El jardín de las delicias del Bosco pero en las playas de El Mediterráneo o junto al muro de Berlín. La misma imagen de la sirena y el centauro dibujada en diferentes técnicas innovadoras pero no reconocidas por los puristas del arte. Esto y mucho más es la prolífica obra de Julio Castro de la Gándara (1927-1983).

Por fin tenemos la ocasión de ver una exposición antológica de este ceutí circunstancial, que desarrolló su habilidad entre la infancia en Tarragona, viajes de estudios becados a Berlín e Italia y el resto de su vida en Madrid. Tras 35 años de su pérdida se le dedica una retrospectiva, muy escasa para la gran extensión de la misma, pero gracias a la selección de los comisarios podremos introducirnos en una pequeña parte de su universo en la Facultad de Bellas Artes (Pintor El Greco, 2) de Ciudad Universitaria hasta el 8 de noviembre.


Castro fue alumno y académico en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y posteriormente de la Universidad Complutense donde hoy acogen la exhibición de su trabajo, estudio y experimentación constante. De hecho, escribió unos apuntes (Dibujo de ilustración. Diez técnicas) sobre técnicas poco ortodoxas para sus alumnos que no estaban recogidos en ningún otro libro, los cuales tenía que imprimir y costear él mismo. Era tal la exploración que repetía escenas en varias técnicas, incluso no conocidas. En su incesante búsqueda se incluía el no dejar de formarse, hasta el punto que murió terminando su tesis doctoral sobre Grabado en la UNED.

Muy interesado en el impulso del arte, también puso en marcha varias iniciativas y proyectos. Desde galerías de arte hasta festivales como la Bienal de Ibiza que después pasaría a ser Ibizagráfic y ha colaborado en la creación del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad.

Mientras veía la muestra, su hijo me explicaba la vida del maestro Castro y me hacía pensar en que la gente que experimenta, busca ser original y renovar las artes también se ve limitada por los grandes de las escuelas clásicas o ya formadas. Véase el caso de Camarón o Rosalía con los ases del flamenco. El estatismo existe en todos los ámbitos de la vida, hasta en las artes y las ciencias. Además, si a esto le sumamos ser crítico con la ideología predominante en el momento, es decir, si no se comparten las ideas del régimen, es mucho más complicado que alcance su merecido reconocimiento.

Para complementar este repaso por la obra e historia de este revolucionario de las artes plásticas se ha hecho otra selección paralela en la librería-cafetería Vergüenza Ajena (Galileo, 56) donde se pueden apreciar reproducciones de las ilustraciones que se recogieron en libros, revistas y publicaciones varias.

Si quieres descubrir a un gran artista silenciado por la ideología, el conservadurismo y el estatismo de los puristas, es el mejor momento para abrir los ojos y dejarte seducir por los colores que desprenden su ardua labor en los años grises.

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